Por José Luis Miyashiro en May 11, 2014
CHARLAS CON DON JUAN
Para situarnos bien en el espacio y el tiempo, brevemente les comentaré, que estos episodios sucedieron aproximadamente en el año 1988, en el Hogar Canevaro (Centro de cuidados de la persona adulta mayor) del distrito del Rímac, Lima, Perú, a raíz de realizar unas prácticas del curso de psicología del desarrollo. Nuestra labor consistía en hacer dos anamnesis, y poner, sobre todo, atención en la observación de la conducta de los entrevistados. Mi primera entrevista se desarrolló sin ninguna novedad, la segunda me permitió conocer a un hombre muy peculiar. Juan, ese era su nombre, todos le decían don Juan y obviamente yo no fui la excepción. Era un hombre de 70 años, de contextura media, tez trigueña, bigotes y una mirada, que denotaba mucha paz, tanta que era difícil querer dejar de conversar con él. Cuando se desplazaba se bamboleaba de un lado a otro, apoyando todo el peso de su cuerpo en el lado izquierdo, pues de pequeño había sido víctima de la poliomielitis, que le dejó esa secuela. Más tarde me comentaría, que eso no fue ningún impedimento para desenvolverse normalmente, jugar a la pelota, gorrear el tranvía, bailar y perseguir a las chicas, en fin, totalmente libre de algún complejo. En más de una ocasión me dijeron que siempre estamos aprendiendo, no solo en las aulas, sino sobre todo por la experiencia de las personas que se cruzan en nuestras vidas y forman parte sin siquiera saberlo de los cambios que producen estos encuentros. El conocer a don Juan, fue corroborar esa idea. Es por esta razón que les presento a don Juan, lo que dijo y yo me permití condensar en algunas de nuestras conversaciones. ACERCA DE LA EDUCACIÓN “La educación está formando gente igual, sin criterio, repetidores como loros, cero creatividad, siendo los alumnos meros receptores, por lo tanto, nada de poder para el estudiante. Entramos en la escuela cual materia prima de una fábrica, en el proceso que sigue, debemos repetir lo que el maestro quiere oír en los exámenes y el producto resultante es todos iguales, producto terminado. El alumno es exactamente la materia prima, pero el error está en eso mismo, olvidar que son personas los que están ingresando, con capacidades distintas, con potenciales que no son vistos, con posibilidades ilimitadas que son en última instancia desperdiciados. Desde un...
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