NISHIZAWA KEIKOKU, uno de los más bellos valles de Japón

Texto y fotos: Milagros Aguirre

La ruta que nos lleva a Nishizawa Keikoku es la 140 y al girar para la entrada al valle es un tiempo corto donde muere la ciudad y nace el silencio, aquel compuesto de nuestros propios latidos, respiración, ecos y esperanzas.

Muchas veces sentimos una gran fuerza contraria al de la rutina que no identificamos y por ello nos deprimimos. A esta fuerza yo la llamo “el viajero” aquel explorador que llevamos dentro, que de cínico tiene poco y juzga todos los placeres mundanos, el bullicio y la comodidad. Es solo equiparlo de buenas zapatillas, mochila a la espalda y disponibilidad para una aventura, que no será más que una sorpresa, aquella que nos tiene siempre guardada la naturaleza.

Cuando emprendas tu aventura, presta atención en tu andar, hay un “silencio” en las piedrillas que ruedan de tus pasos, en aquella esquela de polvo del camino que vas dejando atrás de tu espalda, en aquel bucle de aire que sacude las hojas; ese silencio es la voz de tu existencia pero a la vez también el grito carente de la naturaleza.

Somos parte de un ecosistema no podemos correr de ella, nutriremos la tierra con nuestros cuerpos y por ello nos llama a vivir y comprender nuestro ciclo, nuestra misión con ella.

Muchas respuestas tal vez las encuentres después de un largo recorrido por los estrechos caminos del Valle de Nishizawa.

NISHIZAWA KEIKOKU
( 西沢渓谷)

 

2三重の滝(Mie-no--Taki)Es considerada uno de los más bellos valles de Japón, se encuentra en la prefectura de Yamanashi y forma parte del Parque Nacional Chichibu Tama-kai (秩 父 多 摩 甲 斐 国立 公園) que abarca más de 1250 km² entre las prefecturas de Yamanashi, Saitama, Nagano y Tokio.

Es una emocionante ruta de senderismo, de unos 12 km y lleva cerca de 4 a 5 horas para recorrerla (a veces más), todo depende del espíritu que viene a ser el estado del aventurero.
Sinuoso, estrecho y escarpado, requiere de unas buenas zapatillas, puede ayudarse de un bastón o en su efecto, escoger alguna rama suelta que encuentre en su camino.

Parte de la travesía es empinada y abrupta, en muchos trechos carece de camino, de modo que habrá de guiarse por las piedras marcadas, carteles, flechas y cadenas que van indicando el recorrido.

En el andar encontraremos las bellas cascadas, cuyas pozas de piedras lucen brillantes, erosionada cientos de años por las aguas del río Fuefuki ( 笛 吹 川) que proviene del Monte Kobushigatake ( 甲武信ヶ岳 ). Estas aguas son de un color verde turquesa y es reconocida por su pureza y cristalinidad. Se debe estar atento a que uno de los montículos de piedras, cuando se le mira de un cierto ángulo, tienen la apariencia de un obeso Sapo (Kaeru Ishi – カエル岩) en actitud de descanso, panza al aire, al lado del riachuelo.

Existen lugares que se abren para un descanso, donde podrá alimentarse, habrá que hacer un espacio en la mochila para llevar a casa los desperdicios. Encontrará también servicio higiénico que será el único en el medio del camino; puesto que el primero fue en el inicio del sendero.

Se sorprenderá al encontrar rieles que se pierden entre la mata del valle. En tiempos pasados fueron usados para transportar la madera hacia abajo de la montaña utilizando va
gones.

Atravesará el río por dos largos puentes entre otros que existen cuando no hay camino. Es maravilloso, podrá mantenerse cerca de algunas caídas de agua, sentirá la implacable fuerza y la humedad con todos los sentidos.

El cansancio puede invadirnos pero necesitamos de una hazaña más para encontrarnos con tanta belleza indescriptible para el alma, el Nanatsugama-Godan-no-Taki, la cascada de cinco pozas.

Después, el camino es de regreso.

La mejor temporada para visitar el valle es en el otoño o hasta comienzos del verano, pero puede visitarla en cualquier época del año, un tanto peligrosa en el invierno.

No es un camino arduo, pero deberá mantener cuidado sobre todo por los niños, evitando los días festivos, la concentración de personas es asombrosa, lo que resulta bastante incómodo para andar y contemplar el paisaje.

Es ahí donde todo comienza o termina para muchos pero la idea, es haberte dejado tal vez como una espora minúscula, imperceptible en alguna parte de la conciencia o la curiosidad, Tal vez crezca, tal vez se expanda y tal vez te exija a reunirte con tu medio, con tu ciclo a lo fecundo de la vida.

Transporte propio de Tokyo – Yamanashi: Chuo Expressway Katsunuma IC. Después Ruta 140.

Transporte ferroviario: JR Chuo Line Yamanashi-shi Station.

Parqueo gratuito.♦

Publicado en la revista Kantō número 5, páginas 56 – 63:

http://issuu.com/revista_kanto/docs/revista_kanto_numero_5/57?e=0

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