De cómo Internet cambió la forma de comunicarnos (Parte I)

Por: Dahil Melgar Tisoc

mailA finales de 1990, fue para mi y mi familia —como lo habrá sido para muchos otros migrantes— una fecha de transición en la manera de comunicarnos con Perú y con el mundo. Hasta ese momento el envío de cartas, la brevedad de las llamadas telefónicas y un acceso discontinuo a las noticias sobre lo que acontecía en Perú eran una constante.

En ese momento, tanto las cartas como la prensa internacional tenían algo en común: la falta de inmediatez, ya que a nosotros/as llegaban noticas familiares y políticas que se habían enfriado en el transcurso de tiempo; entre el momento en que el acontecimiento tomaba lugar, y el lapso en que la información llegaba a nuestras manos. Sin embargo, cuando el uso de internet comenzó a popularizarse, la percepción del tiempo y la distancia entre el aquí (Japón, México, España y tantos otros destinos migratorios) y el allá (Perú) se estrechó. No solamente porque se volvió más sencillo acceder a noticias y a fuentes de información diversas —tanto críticas, como oficiales— sino porque distintos medios de comunicación como el correo electrónico, el chat, el messenger y posteriormente, las redes sociales y el Skype, nos permitieron enlazarnos de manera más directa e inmediata con los nuestros en Perú, pero también en muchas otras geografías.

De esta manera la comunicación instantánea generó un diálogo semi-directo, instantáneo y continuo, en contraposición del diálogo fragmentado y destemporalizado de las cartas. Pero quizá uno de los principales obstáculos en ese camino, fue alcanzar la llamada alfabetización tecnológica, en donde de manera inversa al sentido corriente de los procesos de transmisión de conocimiento entre generaciones: donde padres y madres instruyen a sus hijos e hijas; a nosotros/as, niños, niñas y adolescentes que crecimos bajo ese tránsito tecnológico, nos tocó enseñar a nuestros padres y madres a navegar en Internet.

Sin embargo, la rapidez generacional de acceso al ciberespacio no fue igual en todos los destinos migratorios de peruanos en el exterior, y contrario a lo que podría pensarse, en Japón tomó lugar un rezago tecnológico entre los migrantes. Esto se debe a distintas causas, entre ellas, a que en el momento cúspide de la migración a Japón —a lo largo de la primera mitad de 1990— el uso de las computadoras y el internet no era generalizado en Perú, en tanto las computadoras eran más herramientas de trabajo dentro de sectores muy específicos, que medios de comunicación y entretenimiento asequibles a la mayoría de la población. Ya en Japón, se contaban con el capital económico necesario para acceder a una computadora pero un obstáculo fue el hecho de que los teclados y la programación de los equipos estuviera en japonés; un idioma que la mayoría aún sigue sin dominar en su lecto-escritura. Sin embargo, esta limitación de compra se ha resarcido de alguna manera con la importación de computadoras con teclados en alfabeto romano, así como el incremento de servicios de mantenimiento técnico, venta de software en español y cursos básicos de manejo de la computadora e internet que algunos/as migrantes ofrecen en el mercado. Por otro lado, se han publicado en revistas de la comunidad migrante suplementos donde se explica paso a paso, desde cómo abrir una cuenta de correo hasta cómo navegar en internet, entre otras lecciones básicas. Sin embargo, un poderoso incentivo que motivó a migrantes alejados del uso de computadoras a comprarse una propia, fue la paulatina digitalización de la programación televisiva en español, es decir, el momento de tránsito generalizado de los DVDs, a la transmisión por internet. Este hecho posiblemente explica el por qué en varias casas de migrantes peruanos en Japón, las computadoras fungen más como televisiones, que como computadoras.

En suma se puede apreciar que el uso del internet implica nuevas formas de comunicación y de articulación de relaciones sociales. Y en el caso de los migrantes, además de posibilitar un enlace más inmediato con el país de origen, permite construir un sentido de comunidad que agrupa no solamente a los peruanos en Japón, sino que enlaza a peruanos de distintos orígenes continentales como en el caso de quien escribe estas líneas desde México. Es decir, ofrece condiciones necesarias para imaginar una comunidad amplia de peruanos en el exterior. ♦

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Dahil Melgar Tisoc, Antropóloga social. Mexicana de padres peruanos.
Realiza su tesis sobre los peruanos en Japón

 

(Publicado en la revista digital Kantō número 2, páginas 70 – 73)

Autor: Dahil Melgar Tisoc

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