Adiós al continuismo, bienvenidos los cambios

Adios al continuismo bienvenidos los cambios
Adiós al continuismo, bienvenidos los cambios

Abrimos el 2015 y ya son 26 años en estas tierras. Sin duda, hemos vivido durante todos estos años con mucho esfuerzo, sudando la gota gorda, poniéndole empeño para aprender y adaptarnos en un país muy distinto al nuestro. Sin embargo, y a pesar de todo, lo hemos logrado, quizás algunos con más rapidez que otros, compenetrándonos con la sociedad misma, con su cultura, su sentir, respirando de esta vida tan igual como cualquier ciudadano japonés.

Aprendemos una nueva cultura, como nuestros abuelos lo hicieron cuando emigraron a Sudamérica, aprendemos del día a día enriqueciéndonos con esos valores muy propios del pueblo japonés.

Pero no sólo nosotros nos hemos adaptado, los japoneses también han tenido que hacerlo, ellos aceptan poco a poco los cambios culturales y sociales que viene teniendo su país, muy necesarios en esta época de globalización.

La convivencia entre japoneses y extranjeros ya no es tan extraño en éstos últimos años y esto lo podemos notar con sólo prender la TV, sus artistas (Tarento) y modelos de moda son “half” (haafu, mestizos)

Este es el país donde hemos decidido sentar raíces, con sus virtudes y defectos como cualquier otro, pero que al fin y al cabo el primero es el que más pesa en la balanza y es el que estamos dispuestos a aprovecharlo.

Nuestros hijos lo harán mejor que nosotros, no hay duda, ellos ya están grandes, muchos terminaron la universidad, se están casando y teniendo hijos, insertándose con su nueva familia en esta sociedad más suya que nuestra, son la nueva generación de “nikkeis” en Japón, ¿quién diría, no?, ya hay “sansei” en la comunidad, algunos de mis amigos ya tienen nieto (a).

La vida está pasando rápido y esto me ha hecho pensar “un poco de todo”. Una retrospectiva al pasado, hasta llegar al 2014 que ya dejamos y regresando a las primeras líneas repito y me pregunto: “abrimos el 2015 y ya son 26 años en estas tierras…” ¿Qué le estamos dejando a las nuevas generaciones?

Veo con entusiasmo que hay mucho interés de superación, veo que la comunidad latina se esfuerza por salir adelante, no solo en las fábricas, también están haciendo empresas y pequeños negocios, tratando ahora de llegar al difícil mercado japonés, con sus productos, gastronomía, danzas y toda una gama cultural que puede interesar a un público siempre consumidor de cosas nuevas.

Pero con solo entusiasmo no basta, ya son 26 años y todavía caemos en los mismos errores, Costumbres traídas del otro lado del océano y que si no logramos erradicarlas y hacer los respectivos cambios para bien, estaríamos dejándole a nuestros hijos, la peor tradición cultural como ejemplo a seguir.

¿Y saben en dónde lo reflejamos?, pues en las actividades que realizamos. Esas actividades culturales que nos enorgullecen y que ofrecemos a un numeroso público japonés, sin darnos cuenta que el “kamban” no está colgado tan derecho como nos parece.

Necesitamos hacer un pequeño cambio aceptando humildemente nuestros errores, sin poner peros ni excusas por delante, agradeciendo a los amigos que no se hacen de la vista gorda y que nos ayudan con sus críticas de buena onda. Sin ponerse a la defensiva, aceptando y escuchando, se gana una mano más, para poder empujar el coche al que todos queremos subir.

Aunque muchos nos hemos dado cuenta, por más pequeño que sean los errores cometidos, es difícil encontrar el medio para decirlo o lo hacemos en mal momento o lo decimos de mala manera, enojándonos porque nada cambia hasta hoy, gritando con el hígado en el teclado o simplemente callando para no pelear.

Con ejemplos no hay inventos, veamos algunos puntos en los que podemos hacer mejoras.

1) Puntualidad : Es algo más importante que sólo llegar a tiempo, refleja en la persona seriedad y respeto. Y en Japón, esta sí que vale oro, todo el tiempo está medido hasta el mínimo segundo, donde el horario del transporte es el ejemplo más notorio. Los japoneses toman muy en cuenta la puntualidad en todos los aspectos de su vida. Hacer esperar a una persona o a cientos en el caso de un espectáculo no es nada divertido, menos si llevas a un conocido japonés tuyo, mayor de edad y que aceptó tu invitación por cortesía ya que sólo podía estar en las dos primeras horas del show, si esta se retrasó dos horas, ¿cómo quedas?

“La hora latina”, (cada uno le pondrá el nombre de su país), es algo que sin dudas nos va a costar (me incluyo) y es algo que necesitamos erradicarlo, por el bien de nuestra imagen y la enseñanza que estamos dejando a nuestros hijos. (Les recomiendo leer “Reloj no marques las horas” de Eduardo Azato en la revista No 6 de Kanto. http://kantod.com/reloj-no-marques-las-horas/ )

2) Salud, higiene, seguridad: Si ven los noticieros de la TV, se darán cuenta de que el tema de la salubridad con respecto a los productos comestibles en markets y restaurantes, son cada vez más frecuentes, pero no son buenas noticias. Ultimamente estos problemas han traído como consecuencia la intoxicación de personas adultas y niños, como el caso de la venta de sashimi de hígado de res, en algunos izakayas y locales de yakiniku hace un par de años atrás causando la muerte de adultos y de un niño de primaria. La prohibición de su venta fue inmediata. Los famosos ajos traídos de China con residuos de insecticida o sus gyoza con cartón en su relleno y los más recientes problemas con la venta de pollos en mal estado que se vendieron en las famosas cadenas Mc Donals, también procedentes del país asiático.

Años atrás una famosa compañía productora de leche, como también de una conocida marca de chocolate aquí en Japón, pagó la consecuencia no solo con el cierre de sus fábricas en donde tuvieron problemas de sanidad en sus productos, sino años de credibilidad con sus clientes que cambiaron su consumo por otras marcas. Debemos aprender de todo esto, puesto que nuestra colectividad trabaja en la venta de comida en sus eventos culturales, cuidarse del 0157 (zero ichi go nana), bacteria conocida como la eschería coli o el temible Norovirus que se ponen muy de moda en la época calurosa en Japón y que pueden ser contraídas con viandas crudas tanto en pescados y mariscos como en carnes rojas. La calidad de los alimentos como su debido proceso en la preparación, con la higiene adecuada y su posterior método de conservación, es uno de los principales problemas en restaurantes como en los kioskos de comida en festivales y matsuri. Intoxicar a un comensal, nos podría costar la licencia como local y su cierre permanente, como el fin inmediato a nuestras actividades en grupo en la comunidad. (Léase “Festivales y eventos culinarios, paseos gastronómicos todo el año” de Gurmesindo De La Olla.  http://kantod.com/festivales-y-eventos-culinarios-paseos-gastronomicos-todo-el-ano/)

3) Orden, servicio y cumplimiento con las reglas: No es en todos los festivales, pero los hay y son reglas muy estrictas que se tienen que cumplir, me refiero a la venta de alimentos crudos. En algunos casos prohíben la venta de salsas para acompañar los sánguches como las guarniciones de ensaladas en los platos. Otros prohíben la venta de viandas crudas como sashimi, ceviche o carpaccio. Chorizos, anticuchos y carnes deben de estar cocidos al llegar al evento y sólo serán calentados en la parrilla del kiosko, todo ello es revisado por inspectores de salubridad. 

Hablemos de las colas, el orden y cumplimiento del público en hacer la misma para comprar el producto, como la obligación de hacerla respetar por parte del vendedor, son puntos a favor y muestras de organización cuando participamos en un evento, que serán bien visto por los comensales. En lo que se refiere al servicio, el local tiene que ver hasta qué parte de la cola recibirá su porción de comida, ya que muchas veces, haces una cola por media hora y al llegar te dicen,”ya no hay”. Los japoneses acostumbran a darle un pequeño letrero a la persona que está dentro de la cola y que será la que indique hasta dónde llega la venta.

Un gran show..

Un mal recuerdo que tengo fue cuando fui a ver a un cantante peruano en un concierto realizado en Kanagawa. Llegué entre los primeros, muy temprano para hacer la cola, pero los organizadores hicieron en paralelo, por falta de espacio otras tres colas más. Pensando que entraríamos primero y en primera fila, fue grande mi decepción y la de los otros de mi fila cuando los que cuidaban el orden en la entrada, hicieron pasar primero a la otra cola… para qué fuimos temprano si la gente que llegaba tarde decía: ¡empuja y entra nomás!

Otro punto, si alquilamos un local, parque etc. y en los estatutos se indica que hay que dejar el lugar tal como nos lo dieron, hay que ver la manera de que el público cumpla con la limpieza. La separación para el reciclaje de la basura es un punto muy importante que hay que tomar en cuenta. En el hanabi de Yokohama en el verano pasado, como en muchos otros eventos de la ciudad, se crean tiendas o kioskos especiales en donde dentro del toldo los voluntarios ven que se cumplan con la separación de la basura, enseñándole al que no sabe y agradeciéndote luego por la ayuda (de botar “tú” basura). Uno, se educa a la gente; dos, se le agradece, es algo que siempre me deja impresionado. En el matsuri de mi barrio, la calle queda hecho un desastre, pero los mismos vecinos del lugar hacen la limpieza para que el próximo año, nuevamente se pueda hacer el festival. Recordemos que hace años, por dejar en mal estado las instalaciones del edificio de la JICA en las votaciones presidenciales peruanas, no nos quisieron volver a prestar en la siguiente vez.

Y para terminar, si prohíben hacer deporte o ceremonias religiosas en un parque, avenida o playa son muchas veces por motivos de seguridad, pero también es por el respeto para con el resto de usuarios del lugar.

Así como estos puntos que debemos tratar de resolver, quizás hayan muchos más, la única forma de hacerlo es trabajar en conjunto, más cuando se quiere presentar, como en nuestro caso, al Perú como un país sumamente interesante con una gran cultura ancestral y una deliciosa gastronomía de exportación. Hacerla conocer en este país necesita de mucho trabajo y dedicación y para ello en cada muestra que hagamos, tienen que verse y estudiarse hasta en los mínimos detalles. 

Me gustaría ver desde este 2015, muchos cambios y que la comunidad latina para crecer no sea conformista, exigiendo mejoras y ayudando para que se cumplan, más de lo que hasta ahora se ha hecho. 

Agradezco a los lectores de esta revista por estar un año más con nosotros y espero hayan pasado unas lindas fiestas. Aprovecho para mandarles un caluroso Feliz Año Nuevo, muy próspero y lleno de esperanzas y bendiciones.


(Publicado en la Revista Kantō, edición 7, páginas 34 – 37)

Autor: Marcos Kanashiro

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