Por Jiro Sunohara
¿Recuerdas tu última Navidad en casa? Cuando digo casa, me refiero a tu país de origen, tu patria, tu lugar.
Probablemente cenabas pasadas las doce de la noche, después de confundirte entre abrazos con tus seres más queridos, con todo el calor que esta fecha trae consigo.
Quizás fuiste temprano a hacer las compras navideñas, los regalos, o simplemente fuiste a visitar a un amigo cercano; en fin, se me ocurren innumerables cosas que pueden suceder por ese día, todo es alegría, es diciembre pues, para muchos el mejor mes del año.
Ahora, por alguna razón ya no estás más ahí, pensando en como vas a vestir esa noche, a quien vas a abrazar primero o que regalarás. Estás lejos de casa, estas en Japón, un país algo extraño, que no tiene tus mismas costumbres, donde dar un abrazo es algo muy raro (el contacto físico, como muestra de cariño, no es algo que se estila por estas tierras y mucho menos en público), pues bien, han pasado muchos años desde que llegaron los primeros inmigrantes latinos a tierras niponas y solo ellos pueden decir con precisión como fueron sus primeras navidades lejos de casa, pasando frío, reunidos con los pocos familiares que tenían cerca o en todo caso, con los amigos que conocieron acá y estaban en la misma situación.
Solo con el transcurrir del tiempo, Japón ha ido adaptando poco a poco algunas costumbres occidentales a las cuales era totalmente ajeno. Y la Navidad no fue la excepción, vemos ahora tiendas decoradas con bellos y brillantes adornos, música por todos lados y personas comprando regalos por todos lados, ¿Pero realmente, saben los japoneses que significa la Navidad y como celebrarla? Quizás ya todos tengamos definida un respuesta, la que nos lleva a imaginar escenas conocidas: una cena tranquila en familia y después el silencio de las calles porque hay que dormir temprano como cualquier otro día, pues a la mañana siguiente hay que ir a trabajar, no hay abrazos, no hay tiempo para eso.
Pero la pregunta que todos nos hacemos es ¿qué pasa con todas esas personas extranjeras que decidieron unir sus vidas con los mismos japoneses? ¿Lograron integrar sus costumbres con las de sus parejas? ¿O simplemente se adaptaron, como muchos, totalmente a las costumbres locales?
Si bien es cierto, aquí la vida gira entorno al trabajo y es muy complicado celebrar estas fiestas como nos gustaría, ya que para la sociedad japonesa no es un día festivo tan importante como para suspender las actividades laborales, algunos han sabido como equilibrar esa rigurosidad y disciplina con la que la que tienen que vivir, mezclando un poco de sus costumbres de manera muy sutil y así de a pocos ir disminuyendo la brecha cultural que los separa.
SAYURI Y KAORU
Este es el caso de Sayuri Nakamura y Kaoru Gokita, ella es peruana y vino muy joven a Japón allá por los años noventa, conoció a su esposo japonés en una reunión en casa de su prima y después de un tiempo se enamoraron, fueron novios por dos años y finalmente se casaron. Llevan veintidós años de feliz matrimonio, tienen un hijo de catorce años llamado Atsushi. “Al principio fue muy difícil para mí, llegar a un país que no conocía y justo antes de la Navidad, sabía que iba a ser diferente, pero no tanto. Los japoneses no celebraban la Navidad y nosotros que recién llegábamos con todas nuestras costumbres encima, tuvimos que celebrar la Nochebuena entre todos los extranjeros que vivíamos cerca. Ese día no fuimos a trabajar porque pensábamos que era feriado en Japón, pero estábamos equivocados, a la mañana siguiente vino nuestro jefe para ver porque no habíamos ido a trabajar y se encontró con toda la escena post celebración en el apato, luego le explicamos lo sucedido y nos entendió, al otro día después de trabajar, nos sorprendió con una cena que hizo especialmente para nosotros, fue muy bonito, había adornado un salón especial con motivos navideños, estaba interesado en saber más de nuestras costumbres y de alguna manera quería hacernos sentir bien, tengo un bonito recuerdo de él”, dice Sayuri.
El tiempo ha pasado y vive en una hermosa y acogedora casa la cual adorna de la mejor manera para estas fechas. Su esposo Kaoru nunca antes había celebrado la Navidad como lo hace desde que se casó. “Para nosotros los japoneses —dice Kaoru—, la Navidad es una fecha más comercial que otra cosa, es más para las parejas, se suelen intercambiar regalos, pasear y eso es todo, quizás yo tengo un poco más de conciencia de lo que en esta fecha se celebra porque cuando era niño estuve en una guardería cristiana, y recuerdo que nos visitaba un Santa Claus de mejillas rojizas, ojos grandes y azules que particularmente me asustaba mucho, nunca había visto un hombre así, pero nos daba regalos a mi y a los demás niños, eso si me gustaba”.
En este caso la adaptación fue más fácil para ambos, tienen una cena familiar el día veinticuatro en la noche, y descansan no muy tarde si es que hay que trabajar al otro día, pero lo que no dejan de hacer es abrir los regalos al día siguiente, pues “Santa” siempre les deja algo, Atsushi, su hijo, hasta ahora escribe religiosamente su carta pidiendo lo que más le gusta y espera ansioso el amanecer para poder ver lo que le dejaron.
PAULO Y TOMOKO
Por otro lado, conversamos con Paulo Sergio Da Costa, brasileño que lleva casado tres años con Tomoko Kawashima, una joven japonesa de Tokio, tienen un hermosa hija llamada Vitoria. Él nos cuenta que antes pasaba las fiestas con sus padres, brindando y cenando como lo hacía en Brasil: “Comíamos pavo o lechón con toda mi familia, nos abrazábamos en la noche, la pasábamos muy bien”. El caso de Tomoko era diferente; ella y su familia no celebraban en absoluto la Navidad, era un día normal, “solo para parejas” nos dice, coincidiendo con Kaoru. Sin embargo, desde que se casó con Paulo, siempre tratan de hacer algo bonito para celebrar en familia, compran regalos para su pequeña, cenan ligeramente, también temprano, y decoran su casa con un lindo arbolito que su hija observa maravillada cada vez que es encendido.
Así, podemos imaginarnos miles de historias similares o quizás diferentes, cada caso es único, pero detrás de todo eso sabemos que la Navidad es una época de unión, no importa donde estés y con quien la pases, siempre encontraremos la forma de llevar un poco de nuestras costumbres hacia donde vayamos.
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