Etiquetas

 

Por José Luis Miyashiro

Hace poco tuve la oportunidad de hablar frente a un grupo de padres de familia, y revisando la información sobre el tema, encontré algunos datos que me dejaron pensando acerca de una situación que realizamos sin darnos cuenta cuando nos relacionamos a lo largo del tiempo, y que puede influir en nuestra manera de percibir a las personas, que es la de etiquetar.

ETIQUETAS por Pepe Miyashiro

 

¿Cómo? Cuando decimos por ejemplo: él es un pesado, un vivo, un malcriado, un egoísta.

Etiquetamos y nos etiquetan y de esta manera nos vamos relacionando con las etiquetas y no con las personas, pues al hacerlo, nos quedamos sólo con la característica que le adjudicamos y obviamos el resto, tal vez de forma inconsciente dejamos de ver a la persona.

Lo mismo se aplica a las etiquetas que se pueden dar en los diagnósticos de enfermedades o desórdenes. Me explico, si un niño, o adulto es diagnosticado con, por ejemplo, autismo en el primer caso y esquizofrenia en el segundo, casi de seguro se referirán a ellos de la siguiente manera:  él es autista, él es esquizofrénico. Pero lo que estamos haciendo, nuevamente, es quedarnos con las características de la etiqueta, negando la individualidad y singularidad de la persona. No sería mejor decir él tiene autismo, él tiene esquizofrenia, porque ese es su estado, no lo que es.

Entonces, si la etiqueta viene de un grupo hacia un individuo, podemos justificar muchos excesos que se pudieran cometer. Por ejemplo, “es un tonto, por lo tanto…”

Si estas etiquetas se dan desde el hogar con los más pequeños, o sea nuestros hijos, mi preocupación se acrecienta.

Ellos, nuestros pequeños, al ser más vulnerables por la corta edad, grado de madurez, falto de experiencias y le sumamos que las etiquetas provienen de aquellos que son sus modelos, sus referentes, aquellos a quienes siguen, las consecuencias de estas acciones pueden dejar algunas huellas.

Imaginemos, sólo por un instante, una mamá cansada que llega del trabajo a casa apurada para cocinar, después de recoger a su pequeño Julito de la guardería. Mientras ella está corriendo intentando hacer lo mejor que puede, nuestro amiguito, sacó y dejó esparcido los juguetes por la sala, y en el sillón todas las migajas que quedaron como testigos de lo que estuvo comiendo.

Sale mamá de la cocina y al ver el espectáculo dice: “eres un malcriado”, “eres un cochino”.

Dos etiquetas dichas en un momento de exasperación, dejó de ser Julito y paso a ser “malcriado” y “cochino”. Si se repite constantemente, probablemente Julito se convenza que es como su mamá dice.

Es muy cierto que andamos atareados, presionados por los pendientes, dominados por nuestros pensamientos y dejándonos arrastrar por esa vorágine. Por lo tanto,  si no tomamos un poquito de cuidado, podemos estar dejando algunas huellas que conscientemente no querríamos dejar.♦

Publicado en la Revista Kantō número 6, páginas 44 -45:

http://issuu.com/revista_kanto/docs/revista_kanto_n6/45?e=9319317/9797865

Autor: José Luis Miyashiro

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1 Comentario

  1. Ustedes tienen algo del vicabulario de osaka ben? como por ejempli gracias okini?

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