Entrevista a la psicóloga María Luisa Chávez Kanashiro, sobre “Aprendiendo a ser mejores padres” 

Por: Leonardo Yasuoka

La psicóloga María Luisa Chávez Kanashiro, quien estuvo hace poco en Japón, nos hace reflexionar sobre el rol que desempeñamos como  padres de familia y nos ofrece valiosa información que nos ayudará a mejorar la calidad de educación que le brindamos a nuestros hijos.

Maria Luisa Chávez Kanashiro

La inmigración es un proceso complejo y dinámico, que trae consigo nuevas expectativas, experiencias  y aprendizajes que contribuyen al desarrollo personal de cada individuo. En este proceso de adaptación y convivencia con la nueva cultura, aparecen también diversos factores negativos  que podrían afectar el adecuado desarrollo integral del niño o adolescente, así como también perjudicar el vínculo familiar.

María Luisa Chávez Kanashiro, actual Directora de la Dirección de Tutoría y Orientación Educacional del Ministerio de Educación del Perú, es una profesional de alto nivel, psicoterapeuta, especialista en temas de orientación educativa y en temas relacionados con niños y adolescentes, quien estuvo recientemente en Japón encargada de dirigir un ciclo de conferencias “Aprendiendo a ser mejores Padres”, organizado por Yoko Kobayashi, como parte del proyecto “Aprendamás Psicoeducación”, que busca implementar novedades significativas en favor de la comunidad latina en Japón.

Las preguntas que se formulan en esta entrevista, están enfocadas y expuestas desde una perspectiva subjetiva, ya que cada individuo, situación y apreciación es diferente y única.

Dentro de los factores derivados de la inmigración aparecen obstáculos por superar, como son el reajuste repentino del estilo de vida, el aprender un nuevo idioma y el multiculturalismo. ¿Qué pueden hacer los padres para aliviar el impacto Psicológico o estrés que puede afectar al niño o adolescente?
—Yo diría que un primer paso sería la aceptación por parte de los padres de que se encuentran definitivamente en una nueva cultura. Esta nueva cultura implica nuevos patrones, es decir incorporar normas, adaptarse a esas normas para lograr un desempeño social que favorezcan a la integración. Un primer espacio de socialización para los hijos sería la escuela. Este primer encuentro con lo desconocido genera en el niño la primera crisis o conflicto, que es el de la seguridad versus la inseguridad. Este cambio exige entonces que el niño empiece a desarrollar confianza y seguridad. Lo importante, es que los padres ayuden y acompañen a los hijos en este nuevo proceso de adaptación, creando y favoreciendo espacios de socialización. Todo cambio genera una crisis y se convierte en una situación de estrés tanto para los padres como para los hijos. Ante esto, los padres deben prepararse, tratar de aprender el idioma y buscar información. Esto les ayuda a saber qué es lo que podría estar pasando con sus hijos.

—Con la migración también se produce la interrupción de vínculos afectivos del niño o adolescente, es decir, se le retira de un ambiente en donde están los amigos, familiares, etc. Además podría aparecer una percepción de discriminación por parte de los integrantes del país receptor, que pueden ocasionar la baja autoestima y pérdida de identidad en el niño o adolescente. ¿Qué recursos o conceptos deberían incluir o reforzar los padres, en la educación de los hijos, dentro de este proceso de adaptación?
—Lo que hay que entender es que la identidad es algo que está en permanente cambio y evolución. Este es el punto de partida. Los padres deben entender que la identidad que tienen los hijos hoy, es una identidad que responde a las experiencias que van teniendo. La identidad se define en el encuentro con el otro. Por ejemplo, un niño que ha nacido aquí en Japón, de padres peruanos, va a definir su identidad de acuerdo al entorno y experiencias desde su nacimiento.  Ese entorno es la cultura japonesa, por lo tanto su identidad se basa y sustenta en esa cultura. Muchas veces, los padres afectan la identidad  sobreexigiendo y no entendiendo que los procesos de adaptación son distintos en los hijos. Los padres deben entonces respetar el proceso de adaptación de cada uno y los ritmos distintos. Otro punto importante, es hacer entender a los hijos que todos somos iguales en cuanto a derechos, pero a la vez es importante aceptar la diferencia. Los padres deben favorecer los aspectos positivos del ser diferente. Los padres además deben desarrollar una percepción fina para darse cuenta de algunos indicadores y poder intervenir.

—Otro de los problemas que se percibe en algunas familias inmigrantes, es el conflicto entre padres e hijos. Es decir, cuando los padres conforman la primera generación de inmigrantes, pasan por problemas de adaptación cultural, dificultades con el idioma y se aferran a sus costumbres. Contrariamente los niños y adolescentes que están mejor integrados, comienzan a rechazar la cultura y costumbres de los padres. Se generan rupturas en los vínculos familiares. ¿Qué medidas pueden tomar los padres en estos casos?
—En estos casos, tanto padres como hijos tiene que incorporar o mostrar interés por integrarse a la cultura del otro. Tanto así como los padres deseamos que los hijos reconozcan nuestra cultura de origen, es importante también tratar de conocer la cultura en donde los hijos se están desarrollando. De no ser así, los vínculos familiares se verán afectados, efectivamente. Porque aparece un mensaje de no tolerancia. Por eso, las normas deben ser flexibles. Hay que aprender a escuchar lo que el hijo necesita. Tomarnos el tiempo de sentarnos a conversar con ellos. En estos casos también es importante generar espacios que le permitan a los hijos conocer sus orígenes, que es importante que los conozcan y aprendan a valorar. Todo esto facilita también el nivel de compresión y el vínculo entre padres e hijos.

La búsqueda del bienestar económico y el tiempo que requiere la jornada laboral del sistema japonés, genera muchas veces la desatención de los asuntos familiares. Los hijos empiezan a percibir una sensación de abandono, de falta de afecto y esto muchas veces desencadena en situaciones o consecuencias que podrían terminar en desgracias. ¿Qué es lo que definitivamente deben entender los padres sobre este tema?
—Esto no podemos asociarlo a que es un tema exclusivo de familias migrantes. Esto en realidad puede pasar en todas partes. Lamentablemente hay padres de familia, que no reconocen lo fundamental que es por ejemplo, una palabra, el interés de saber cómo le ha ido al hijo, el tener una muestra de afecto que no es lo material sino básicamente lo social, lo afectivo. Los niños son cien por ciento receptivos y saben cuando alguien los está escuchando, saben cuando alguien de verdad está interesado con lo que ellos están compartiendo.  Yo siento que hay muchas carencias a ese nivel. Y por algún lado los hijos van a hacer sentir esa carencia. Hay efectivamente familias en donde los padres están casi todo el día trabajando y los hijos llevan también una vida propia. Lo importante entonces es, que a pesar de esa dispersión de actividades se encuentre el punto justo, el punto medio que una a la familia. Empezar a explorar que intereses o actividades se pueden realizar en familia, esos momentos y espacios, los hijos no lo canjean por nada. Los sentimientos, los vínculos y afectos es algo que se forma. Ahora también hay que aceptar que hay cosas propias de la etapa del desarrollo. Hay siempre un tránsito del círculo familiar al círculo de los amigos. Esto es algo propio en los adolescentes. Lo que sí nos corresponde como padres es conocer plenamente con quién está, dónde está, qué actividades está realizando. Estar con ellos, pero no sobre ellos. Ahí debe regir el principio de la confianza que es fundamental en los adolescentes.

—¿Qué ejercicios o elementos ayudan a mantener una buena salud mental y psicológica en nuestros hijos?
—El tema de salud mental es un tema bien amplio que va desde problemas conductuales, emocionales, conductas desafiantes por ejemplo, que es  lo más común. Muchas de estas conductas se originan en el manejo que los padres tienen. Ahí entonces el trabajo fundamental es con los padres. Y aunque suene como algo muy básico, los padres tienen en principio que aprender a comunicarse con los hijos. Generalmente la comunicación es el interrogatorio u observaciones de lo que el hijo no hace. Aquí no hay un espacio de comunicación. Por ejemplo, hay muchas críticas hacia la televisión, pero si uno sabe utilizar este momento y espacio, es finalmente un agente para promover y conocer, ¿qué valores tiene mi hijo?, ¿en qué nos diferenciamos en nuestra forma de pensar?, ¿qué emociones le genera la escena que acaba de ver?, y en este espacio, los padres también podrían compartir sus emociones y pensamientos. Los padres entonces podemos fortalecer la comunicación que es la base, revisar ¿qué tipo de mensaje le estamos dando al hijo? Generalmente hay muchos mensajes de desaprobación y también una carencia al reconocimiento de los aspectos positivos que tiene el hijo. Algo que también es importante mencionar, es que frente a ciertas conductas en nuestros hijos, el buscar ayuda de un profesional no es otra cosa que el reconocer que hay algo que se está escapando de nuestras manos y necesita ayuda y orientación profesional. Hay padres que se resisten y creen que el acudir a una ayuda profesional es señal de enfermedad y no necesariamente es eso. El recurrir a un profesional nos pondrá en capacidad de poder ayudar y apoyar al hijo.

—¿Cuál es su opinión sobre las redes sociales en internet por parte de los adolescentes? ¿Cómo establecer límites en su uso?
—Los límites deben estar establecidos de manera colectiva. No es algo que como padres se imponga, sino ayudar al hijo a pensar cuánto es lo razonable en su uso. Conocer a que páginas acceden los hijos y establecer los horarios. Sin invadir la privacidad del hijo debe existir un control en cuanto el sentido del uso de las redes. Por ejemplo hoy en día existe lo que se conoce como el “cyberbulling”, el acoso social en las redes y lamentablemente hay muchos padres que desconocen que su hijo está en medio de esto. Hoy en día también es considerado el uso de las TICs* (utilización de múltiples medios tecnológicos o informáticos) como una nueva forma de adicción, donde se generan algunos patrones en los adolescentes que hacen que ellos se desconecten por completo de su vida social, porque están totalmente abstraídos en el uso del internet o redes sociales en internet.

—Un tema latente dentro de las escuelas en Japón es el del hostigamiento y acoso escolar, lo que se conoce aquí como “ijime”. ¿Cómo pueden los padres actuar frente a este problema?
—Lo primero es que los padres aprendan a reconocer indicadores comunes como son el aislamiento, la falta de comunicación, el cambio de hábitos, alteración en el sueño o alimentación, el hijo expresa que ya no desea ir a la escuela además de indicadores físicos de agresión. Muchos niños no hablan pero como padres debemos estar alertas a las señales que nos dan los hijos. El primer apoyo que podemos darle a los hijos es el hacerles sentir que los comprendemos y reconocemos que hay algo que les está pasando. Hacerles sentir que como padres podemos apoyarlos. Los padres debemos estar en capacidad de establecer vínculos con la escuela. No podemos descargar únicamente la responsabilidad a la escuela. El hijo debe sentir que existe la presencia de los padres frente al problema que se está presentando. En estos momentos los padres se convierten en un soporte para el hijo, que no se lo da la escuela, que no se lo están dando los compañeros y es un padecimiento que el niño lleva en silencio. Lo peor que podemos decirles es, “te agreden, también agrede tú”. Este es un mensaje que debemos de corregir. Es importante hacer sentir en la escuela que hay un interés de nuestra parte para que el hijo(a) se integre y sea aceptado en el grupo. Otro aspecto fundamental es trabajar con el agresor y notificar para que el profesor y escuela tomen las medidas necesarias. También es importante entender que en una situación de discriminación, no sólo hay dos figuras. Hay también, por decirlo así, la participación de espectadores, que son los que refuerzan finalmente el acto del agresor. Y esto tiene una explicación, los espectadores, por un instinto de protección y para no ser víctimas, tienen el interés de mantener a una víctima. Entonces nadie acusa, nadie señala, todos observan porque el día que esa víctima deje de serlo, hay alguien más que va a pasar a ser víctima. Es fundamental también, trabajar con estas partes. Lo demás es un tema de seguimiento  y estar siempre presente como soporte emocional para que nuestro hijo no tome acciones equivocadas frente a lo que está sufriendo.

—¿Cuáles son las claves para proporcionar una visión positiva sobre la sexualidad, dentro de la educación de los hijos?
—La sexualidad es algo inherente en el ser humano. Cuando los padres permiten que el niño o niña comiencen a conocer su propio cuerpo, ya se está hablando de sexualidad. La sexualidad no es sinónimo de hablar de sexo. La sexualidad es reconocerse como varón, como mujer y los roles que a cada uno nos toca en las diferentes etapas de desarrollo. La sexualidad es conocer las manifestaciones de tu cuerpo, de tus sentimientos, emociones dentro del rol como varón y como mujer. Lamentablemente muchas veces los padres al no estar bien preparados, dan mensajes equivocados y comienzan a fijar determinados estereotipos, mitos y creencias. Por ejemplo, en relación al tema de la masturbación, muchos padres creen que si un niño se está tocando, es totalmente prohibido y los niños crecen y se desarrollan pensando que tocar su cuerpo y determinadas partes del cuerpo es algo sucio, es algo negativo. Y no lo es. Los niños conocen sus cuerpos en la medida que lo exploran y muchas veces en ese proceso de exploración, descubren determinadas sensaciones placenteras. Esto es parte de su descubrimiento. Entonces, prohibirlo es de alguna manera, intentar cortar el desarrollo normal de su sexualidad. Es importante entonces, que los padres se despojen de muchos mitos y prejuicios que tienen. Obviamente hay conductas que si se van fijando en el tiempo y afectan la vida social, la vida familiar del niño o adolescente, es necesario buscar orientación y ayuda profesional.

—Hay casos en donde las familias inmigrantes no reciben la atención adecuada a sus problemas por parte de las autoridades pertinentes y se les sugiere buscar ayuda profesional. Algunos padres se ven impedidos a atender éstas situaciones por diversos factores como la barrera del idioma o la falta de información. ¿Hay algún tipo de asistencia técnica por parte del Ministerio de Educación del Perú, donde los padres puedan acudir o en el que puedan participar?
—El Ministerio de Educación del Perú, tiene como corresponde una Dirección de Tutoría y Orientación, donde estoy como directora, pero el apoyo obviamente es a los docentes, a los padres que nos escriben al correo electrónico, pero no necesariamente se conoce la realidad de aquí, de Japón. Si te refieres a algo institucionalizado por parte del Estado Peruano, se puede brindar en la medida en que el padre lo requiera. Sin embargo, no es un apoyo psicológico el que le corresponde dar al Ministerio de Educación, es más bien en función a lo que suceda en el entorno educativo, de acuerdo a las normas del Estado Peruano que difieren a las normas de educación del Estado de Japón. Sin que esto sea una oportunidad para hablar del proyecto Aprendemás, ésta necesidad se está reconociendo desde el proyecto y es por esto que tenemos el propósito de brindar ésta atención a la comunidad latina en Japón. No siempre se puede hacer de manera presencial, pero estamos realizando un sondeo de la posibilidad de establecer vía online ésta asesoría  y orientación, al igual que la posibilidad de realizar una Video Conferencia a finales del mes de marzo del próximo año con distintos profesionales especializados en distintos temas. Esto lo vamos a difundir en su debido momento. Con el proyecto Aprendemás, lo que queremos es llevar psicoeducación a las familias y beneficiar así a la comunidad.

*TIC: Tecnología de la Información y la Comunicación.


Algunos datos para contacto:

Correo electrónico: Aprendemas.psicoeducacion(arroba)gmail.com
Telefóno (Japón): 090-6105-2358
(Perú):511-2341131
Facebook: Aprendemás Psicoeducación

Psicóloga María Luis Chávez Kanashiro y Yoko Kobayashi, de Aprendemás Psicoeducación

Psicóloga María Luis Chávez Kanashiro y Yoko Kobayashi, de Aprendemás Psicoeducación

Autor: Leonardo Yasuoka

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