CONSTERNADOS, RABIOSOS, INDIGNADOS.

Así estamos, consternados, rabiosos, indignados. Una mezcla de infinitos sentimientos al conocer el caso de una niña peruana de 13 años, que supuestamente fue agredida sexualmente por cinco de sus compañeras de la escuela secundaria a la que asistía,  hecho que fue publicado por el diario digital International Press el pasado viernes 18.

Aunque la denuncia ya fue presentada antes las autoridades educativas y policiales, es necesario asegurar que la familia cuente con el servicio de traductores, psicólogos y abogados. El cónsul general del Perú en Tokio, Julio Cárdenas, ya anunció el apoyo a la familia perjudicada.

Tenemos que tener cuidado con el tratamiento de la noticia, la niña y su familia se encuentran en un estado vulnerable, es necesario seguir protegiendo su identidad. Las leyes japonesas también protegen la identidad del menor involucrado en un delito, sea este víctima o perpetrador.

Me parecen acertadas las iniciativas ciudadanas de apoyo dentro de la comunidad peruana, pero debemos recordar que éstas tienen que servir para difundir información sobre el hostigamiento en las escuelas, compartir experiencias, no para demostrar quien es el que más llora, o el que más putea, o quien se muestra más indignado. Tampoco como linchamiento público a quien no se adhiere a la causa.

Dejemos que las autoridades peruanas hagan su trabajo, pero siempre vigilantes para evitar cualquier atropello o injusticia.

Que la fortaleza y la valentía de la madre y su hija por denunciar el ultraje ante las autoridades y haber recurrido a un periodista para hacer público el hecho, nos sirva como símbolo para no seguir mirando hacia otro lado cuando hay este tipo de atrocidades.

Que sirva para volvernos proactivos, crear una red de voluntarios sin necesidad a esperar que las autoridades tomen la iniciativa (la primera señal ya se dio con el grupo creado en Facebook “UNIDOS CONTRA EL ACOSO ESCOLAR EN JAPÓN”), para organizar charlas sobre el “ijime” o acoso escolar, cómo identificarlo, cómo combatirlo, a dónde acudir, a quién pedir ayuda, que involucren a los funcionarios de educación, abogados, activistas, psicólogos, orientadores, traductores, padres, a toda la comunidad, es decir: prevención.

Nuestra solidaridad con la niña y la familia afectada.

ACTUALIZACIÓN: En el primer párrafo debe decir “por cinco de sus compañeras de la escuela secundaria a la que asistía”, en lugar de “por sus compañeras de la escuela secundaria”. Ha sido corregido.

Autor: Kike Saiki

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2 Comentarios

  1. EXCELENTE REPORTAJE!!! …GRACIAS .

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    • Solo digo que necesitamos responsabilidad en la difusión del lamentable suceso, así como en las acciones del movimiento ciudadano de la comunidad. Saludos Nitty.

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