Conoce a José De la Colina, pintor, escritor y trabajador inmigrante en Japón

Como inmigrante «veo otra realidad, otra cultura, otro pensamiento y me nutro de ello en mis creaciones».

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José Rommel De la Colina Calvo (1958), a la edad de seis años tenía un compañero de escuela que copiaba los pequeños dibujos de un diccionario y los hacía en mayor tamaño y los pintaba. Él también dibujaba y pintaba y quería hacerlo mejor que su amigo de infancia. Consiguió superarlo porque combinaba mejor los colores. A partir de ese momento supo que pintar era lo suyo. Comenzó como un pasatiempo, haciendo los trabajos de pintura de sus hermanos y amigos para ganarse algunas golosinas.

Casi al mismo tiempo, un suceso extraño lo convirtió en un secreto escribidor de historias fantásticas. Cuenta que cuando tenía alrededor de ocho años mientras esperaba a su padre que volviera a casa, quien era profesor en la única escuela de su pueblo, en Phara, Puno, y había ido a reunirse con sus colegas cerca de ahí; él y su madre salieron a ver el camino. Era casi la una de la madrugada, luego de un rato, José siguió afuera, «levanté la cabeza hacia el lado contrario de la casa y vi algo brillante, como una construcción nueva, pensé que alguien habría construido una nueva casa con calaminas porque brillaba a la luz de las estrellas, algo pasó corriendo entre los matorrales emitiendo un sonido extraño, en eso mi madre que también se percataría de esa cosa brillante me conminó a ingresar a la casa. Al día siguiente salí eufórico donde mis amigos junto a mi hermano menor dando la noticia de la nueva construcción. Fuimos corriendo hasta la falda del cerro y no había nada de nada, solo unas extrañas marcas como tierra removida, fui objeto de burlas y con el paso del tiempo quise guardar ese acontecimiento en unos apuntes que solo yo sabía, pasaron otras cosas extrañas que también las apuntaba y poco a poco salió ese gustito de escribir, pero todo en absoluto secreto».  Dice que mantuvo el secreto por muchos motivos: la incomprensión, el temor a las burlas y el no entender muchas cosas a esa edad.

Cuando llegó a Japón, hace 24 años, empezó a dibujar y pintar en sus ratos libres a aquellos animales que imaginaba cuando empezó a escribir, a los doce años, su primera narración sobre un mundo extraño:  “el mundo de tessh”, que tituló “De los Andes hacia otros Mundos”.

Las pinturas y dibujos de De la Colina, llenos de coloridos y creaturas fantásticas, están construídas por los recuerdos y vida en la selva puneña, las alturas de Juliaca y su estancia en la capital peruana, que se mezclan con su condición de inmigrante, que influye bastante en su trabajo, «veo otra realidad, otra cultura, otro pensamiento y me nutro de ello en mis creaciones».

"Andes". José De la Colina

“Andes”. José De la Colina

La oportunidad de exponer sus obras al público llegó paradójicamente con la crisis financiera en 2008 por la que su esposa perdió el trabajo. Ella comenzó a estudiar el idioma japonés en la municipalidad donde vive (Aisho, prefectura de Shiga) y una de las profesoras le dijo que su esposo era pintor. Todo comenzó así. «Fui invitado a participar en una exposición colectiva de los miembros del club de arte en el Día de la Cultura, de ahí una exposición individual justo cuando había perdido el trabajo, fue una locura, salí en prensa, televisión, revistas. Increíble experiencia, ahora sigo haciendo arte y dando todo de mí para publicar mi primera obra (escrita), es difícil pero sigo en la lucha».

Confiesa que la pintura es una parte muy importante a estas alturas de su vida. Pero tiene que realizar otros trabajos para poder seguir pintando. Sobre el proceso de creación de sus obras dice: «es casi natural que sueñe despierto y me sienta un loco cuerdo, dejo a mi imaginación crear, inventar cosas y situaciones, mientras corro a la orilla de un río por un pequeño sendero para peatones y ciclistas, casi todas las semanas por dos horas en todas las estaciones del año. Es como un vicio sano que me persigue, si no corro me enfermo, la fatiga, el cansancio lo paso por alto mientras mi mente trabaja en nuevas aventuras».

De la Colina admira a escritores como Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Haruki Murakami; y a pintores como Guayasamín, Dalí, Picasso, entre otros muchos artistas, así como el arte y el manga japonés.

Tiene un cuento ilustrado bilingüe titulado “Chutaro, el ratón rojo あかねずみチュータロウ”, el cual fue publicado en la revista Kantō, número 10.▲

(José De la Colina, pintor, escritor, trabajador inmigrante, profesor voluntario de español y miembro en la Asociación Internacional de Aisho cho, Shiga ken).


Publicado en la revista Kantō número 10, pp. 58 – 61.

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“Amazonas”. José De la Colina

"De los andes hacia otros mundos". José De la Colina

“De los andes hacia otros mundos”. José De la Colina

"Koi". José De la Colina

“Koi”. José De la Colina

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Lectura del cuento ilustrado bilingue “Chutaro, El ratón rojo”. En el festival “La folle journée” de Biwako en Shiga Ken.

Autor: Kike Saiki

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