KAMADO
ESCRIBE: EDUARDO AZATO SHIMABUKURO Como cada mañana, aquel 13 de mayo de 1940, muy temprano, Ryozen y Kamado se preparaban para abrir el cafetín que tenían en el populoso distrito de Barrios Altos. En el interior del mismo local —en el que también vivían—, los pequeños Yoshio, Sumie y Yukio ya estaban jugando, mientras que Michiko, de dos años, aún dormía. Parecía un día normal, como otros tantos, desde que consiguieron con gran...