Por Julio Ysa
Mientras regresaba a mi casa el bus delante de mí se detuvo en una de sus paradas donde había un pasajero en silla de ruedas. Pensé que el bus tendría la rampa automática para que suba, pero grande fue mi sorpresa al ver que el chofer se bajó, sacó la rampa y después que la persona subió volvió a hacer el mismo trabajo para guardarla.
Pienso que esto es otra de las muestras del buen servicio en el transporte público que hay en Japón. Otro detalle es que los automóviles se quedan esperando detrás del bus y nadie hace uso de la bocina. Esto me hizo recordar el post: “Los japoneses, parcos hasta con el claxon”
¡Definitivamente Japón es otro planeta …!