Los muertos vivientes

Colaboración de José Guzmán

(Imagen referencial, simulación de uso de smartphone en el cruce de Shibuya de la Docomo)

(Imagen referencial, simulación de uso de smartphone en el cruce de Shibuya de la Docomo)

No se asusten amigos, no voy a tratar sobre esos seres ensangrentados de las películas o series, sino de aquellos en los que se han convertido por voluntad propia y a causa de las nuevas tecnologías, llámese games o smartphone.

Hace unos 20 años presencié una escena que me dejó marcado al ver el dominio que estos pequeños aparatos ejercían sobre las personas. Recién habían salido los juegos de mano Game Boy y un domingo cualquiera fui con mi familia a almorzar a un restaurante peruano, y detrás de nosotros lo hizo otra pareja. Desde que entraron la mujer estaba concentrada con el juego, lo único que pude escuchar de ella fue un “hum” para responder cualquier pregunta y un “nandemo” al pedir la comida, y tal como ingresaron se fueron.

Cuando salía a la calle para dirigirme a cualquier lado, siempre me cruzaba con niños y no tan niños tambien, ensimismados con el Game Boy, hasta el extremo de manejar bicicleta y cruzar la pista sin ver el semáforo, por estar concentrado con el aparatito.

Al poco tiempo añadieron a los teléfonos móviles los servicios SMS o C-mail, por donde uno podía comunicarse por medio de mensajes de texto en tiempo real con otra persona, y que a raíz de esto hubo muchos accidentes.

Hasta que llegó la moda de los smartphone, ante el cual muchas personas sucumbieron a sus encantos, convirtiéndose así en “muertos vivientes” por voluntad propia.

Por donde uno vaya, ya sea en matrimonios, quinceaños, en el tren o caminando, siempre encontrará personas absortas en este aparato, sacándolos de la absoluta realidad en que están.

Nos ha cambiado la esencia del ser humano, la calidez, la comunicación, el sentimiento directo, por el calor de la amistad o sentimiento virtual de alguien desconocido y distante.

A mí me gusta conversar mucho, sobre distintos temas, y aprovechaba la hora de kyukei (descanso) en mi trabajo para poder hacerlo, pero últimamente también he cedido ante el poder del pequeño aparato, porque miro a la derecha, al frente o a la izquierda, todos están enfrascados en su smartphone o game portátil.

Al pasar por la vida, un ser humano deja recuerdos, y al ser “muertos vivientes” a conciencia, el único recuerdo que tendrán de nosotros es el haber estado pegados a una máquina. Esto no quiere decir que dejen totalmente los aparatos, porque la tecnología se seguirá innovando, pero queda en nosotros elegir ser “muertos vivientes” o un ser real y dejar gratos recuerdos a nuestros seres queridos.

Ahora me voy a contestar mi smartphone que desde hace rato está timbrando.

 

Autor: Colaborador

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