POR: HÉCTOR ADANIYA Y JUAN FUJIMOTO @Héctor Adaniya POR HÉCTOR ADANIYA En pequeñas ciudades provincianas como Zama —donde resido—, pero también en medio de las grandes metrópolis como Tokio o Yokohama, aún es posible encontrar, rodeados de casas y edificios, pequeños terrenos cultivados que, por su tamaño, parecen destinados más al autoabastecimiento que a la comercialización. A veces, al lado de ellos, los agricultores montan tenderetes provisionales en los que ponen en venta sus excedentes de frutas y verduras. Pero lo pintoresco del asunto es que no se toman la molestia de atenderlos: se limitan a exhibir su mercancía en paquetes o atados y a ofertarlos a un precio fijo y redondo como una moneda de 100 yenes (generalmente más barato que en las tiendas), poner un letrero que dice: “Mujinhanbaijo” (Puesto de ventas sin vendedor) o “Chokubaijo” (Puesto de venta directa), colocar una alcancía para que los clientes depositen las…