EN EL PRESENTE ¿ESTÁS?

“Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo”

(Facundo Cabral)

I

Como cada día, el sonido del despertador hace que abra los ojos, el cansancio invade mi cuerpo, la noche pasó y dejó una pesadez en lugar de haber proporcionado el merecido descanso. Desde hace ya un bien tiempo tengo la sensación de no haber tenido ningún sueño, es más, no hay recuerdos, ni siquiera algún pequeño trozo de estos que hicieran sospechar o al menos imaginar las aventuras que suponen.

Me obligo a salir de la cama que me reclama a gritos, y a duras penas lo consigo. En mi cabeza surge inmediatamente la idea de que si no voy a trabajar, hoy será un día menos de ingreso. Y si no lo hago, no lo querré hacer mañana.

Bajo las escaleras como lo hago a diario,  parezco un robot, en piloto automático. Me lavo la cara con agua fría para tratar de despertar de una buena vez. El contacto del agua fría en mi rostro surte el efecto deseado, ya los ojos están bien abiertos, aunque la mente siga adormecida.

Un café bien cargado, con ganas de inyectarlo en lugar de tomarlo…

Los minutos se suceden rápidos, fugaces, me da la impresión de que el tiempo por las mañanas siempre corre más deprisa…

Hora de salir. Subo al carro. Manejo entre todos los autómatas que cruzo todos los días, puntuales como siempre, en “piloto automático” también como yo, pues sus rostros muestran solo una careta que no les permiten esbozar otra mueca que no sea la de completa inexpresión.

Todos los días, desde hace ya un buen tiempo la carga se hace más y más pesada. El estar siempre en estado de “piloto automático”, creo que fue un grave error. Y pensar que al inicio creí haber encontrado la solución… Iluso, fue peor. Ahora, a la luz de la experiencia, me doy cuenta de que fue peor.

II

—¡Arriba, arriba, chicos ya es hora! —les dice a sus hijos—. Vamos, todos a desayunar. No hay tiempo, hay que correr, el tiempo no alcanza, ¡vamos, vamos! Allí está tu vaso con leche hijo… Ya pues hijita corriendo, ya está tu pan ¡apúrate!

—Papá ¿cuando regreses del trabajo crees que podamos ver una película todos juntos? —pregunta la hija—.  Mira que desde hace un mes estas que dices que sí y mira…

—Sí hija, no te preocupes —dice el padre—. Pero la verdad es que no se si tenga tiempo, pero no te preocupes, voy a tratar…

—Sí ya sé, tu siempre estas tratando —advierte la niña—. ¡Ah! verdad papi, me había olvidado, este viernes van los papás a ver las clases al colegio, supongo que este año si vas a ir ¿verdad?

—Hum… Ya… Después conversamos de eso —responde el padre—. Sabes que estoy muy ocupado, tengo que trabajar mucho, pues así juntamos el dinero y vamos a poder divertirnos mucho más adelante. Saben bien que todo esto es por ustedes. Ya más adelante vamos a tener tiempo de hacerlo…

—¡Ay papá!

…………………

Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.

Probablemente los dos casos no sean idénticos, los diálogos no sean los mismos, las experiencias y vivencias tampoco, pero sí lo son en muchos de los casos los tiempos en que “mis ejemplos de padres se manejan”. Ambos tienen una característica común. Ninguno de los dos viven presentes en el presente.

Me explico mejor, no se trata solamente de ser un cuerpo físico que este al lado de la familia, es por demás sabido que el estar juntos no es garantía que estén compartiendo.

Podemos estar en la misma habitación, sentados uno al lado del otro, y nuestra mente esta distraída en otro lugar o tiempo.

En los casos arriba sugeridos, distraídos en el pasado uno, y en el futuro el otro.

Ninguno de los dos está consciente de lo que se pierde, de los bellos e irrepetibles momentos con los hijos y de la familia. Uno presta atención a “lo que fue” y el otro a “lo que será”. Ambos tienen un problema de atención  de su presente, están tan preocupados y absortos que ni cuenta se dan del tiempo que se les escurre de las manos. También probablemente estén escapando de repente sin saberlo siquiera del presente.

Ninguno de los dos está aquí y ahora, ninguno de los dos es feliz, ninguno de los dos hace feliz a sus familiares y su entorno, ninguno de los dos vive.

Les comentaré que durante el proceso de escribir esta nota, muchos recuerdos y pesares acudieron a mí: salidas postergadas, momentos desperdiciados, como cuando los chicos están contándote algo y a pesar de querer estar al cien por ciento atento la mente la tienes volando por el trabajo que tienes que entregar, por las cuentas por pagar o por cualquier otro motivo que hacen que traiciones esos encuentros. Encuentros que si bien ahora son los chicos los que lo propician y si no nos ponemos las pilas ahora cuando ya tengamos el tiempo, ellos ya no lo van a tener para nosotros. Y nos habremos perdido la oportunidad única, de guiarlos así como cuando los tomábamos para que dieran sus primeros pasos, las anécdotas y vivencias de su quehacer cotidiano y ser partes de su mundo.

Desde hace un buen tiempo estuve leyendo o escuchando muchos audiolibros y la mayoría de los escritores, de todos los tiempos, estilos, especialidades y temas, coinciden en algunos puntos que me gustaría compartir aquí con ustedes:

– El tiempo pasa y no se detiene.

– La vida es corta.

– Sólo tenemos el presente para poder experimentarlo, vivirlo, disfrutarlo y por qué no, sufrirlo también.

– Lo pasado ya fue, por lo tanto, nuestros pensamientos acerca de lo que ya fue no lo cambiará.
– El futuro aún no llega y por lo tanto es incierto. Por más que nos preocupemos acerca de algo, estos pensamientos de preocupación no ayudarán a cambiar el resultado final, y probablemente lo que nos preocupa hoy, cuando llegue el momento tan temido, no sea ni la mitad de terrible de lo que nos imaginamos.

En conclusión queridos amigos, si bien no nos dimos cuenta hasta ahora, tenemos la grandiosa oportunidad de enmendar los errores, “vivir” sin el lastre de un pasado y con preocupaciones menos tremendistas acerca del futuro, pues lo más valioso que tenemos es el tiempo y del uso que le damos al mismo, aquí y ahora, en nuestro presente.

¿Queremos seguir malgastándolo? O por el contrario, tenemos el deseo de volver a ver la vida con nuevos ojos, más livianos, más atentos a nuestro entorno, a nuestros hijos, familiares y amigos, a todas las nuevas experiencias, y vivir nuestro presente como un regalo, y por qué no, con la posibilidad de ser más felices.

(Publicado en la revista digital Kantō número 2, páginas 66 – 68)

Autor: José Luis Miyashiro

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1 Comentario

  1. Al leer este post sentí pena por esa vida automática de la que habla pero más pena me dio aún ver que yo también soy una más .
    El diálogo ficticio o no , adivina y desnuda muchos de mis momentos y mis respuestas , haciéndome sentir aplastada debajo de una tonelada de promesas incumplidas a pesar de todos mis esfuerzos . Hace mucho tiempo que deseó vivir el Ahora que siempre se vuelve en Mañana pero creo yo que es necesario mirar a pasado para darse cuenta de que no lo estas logrando, totalmente de acuerdo en que el Pasado ya fue , en que el Futuro no es y que lo único real es Ahora pero después de esta lectura entiendo y logro enfocarme y proyectarme disfrutando lo mucho o poco que tengo recordando sin vivir del pasado y labrando ahora para que el mañana sea bueno si o si . Gracias Kanto por sus publicaciones

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