Artistas de la calle

“Este es mi trabajo, sólo a esto me dedico y lo hago hace más de siete años. Es lo que siempre me ha encantado hacer”, me dice Morita san, mientras acomoda sus juguetes apenas finalizado el show de malabares que repetirá en unos minutos para la gente que sigue paseando por el Parque de Ueno en Tokio.

TEXTO Y FOTOS: LEONARDO YASUOKA

Artistas de la calle

“Tengo que llamar y pedir el permiso para poder realizar mi show, por supuesto. Aquí vengo sólo los fines de semana. Hay días en el que el clima no ayuda y la gente apenas se detiene. ¡Hoy fue un buen día! “, me dice sonriendo.

Empieza a jugar con unas esferas que parecen ser de cristal. Como haciéndolas levitar sobre sus manos. De a pocos la gente se vuelve a aglomerar, la música marca el inicio de su presentación. Me hace entender que debe seguir con el show. Se disculpa por tener que acabar la charla tan pronto y se dirige al centro de su improvisado escenario. Una venia y le pide a su público que se acerque un poco más, un poco más.

Al ritmo de la música, empieza la danza y las esferas vuelan cada vez más alto. La comunicación con su público fluye. Los hace interactuar y no deja de sorprenderlos, los atrapa para mostrarles su talento y destreza. Pura magia.

Así se gana la simpatía y la admiración del público que retribuirá  con unos yenes al final del acto.

Decido retirarme antes de que finalice su acto. Sutilmente me voy abriendo espacio entre su público, cuidadoso como para no quebrar ese instante, como para no interrumpir ninguna sonrisa, ninguna mirada.

Me alejo sonriendo y entretenido. Cayendo en la cuenta de que así como Morita san, hay otros artistas de la calle que encontraron su propio camino. Dentro de esta sociedad muda y obediente, lograron desentenderse del sistema, de lo establecido y encontraron en la calle el escenario perfecto para mostrar su arte, para hacer lo que aman y vivir de ello.

Así es que si después de recibir su sueldo, siente como muchos, que hay que hacer malabares para poder llegar hasta fin de mes,  sepa que aquí en el parque de Ueno en Tokio, le puede ir muy bien.  ♦

Publicado en la revista digital Kantō número 4, páginas 42 – 47:
http://issuu.com/revista_kanto/docs/revista_kanto_n4/43?e=9319317/7285079

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Autor: Leonardo Yasuoka

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